Este perro tiene un origen muy discutido, habiéndose atribuido a Francia, Inglaterra o incluso China. Durante el Renacimiento y el siglo XVII no había ninguna dama importante que no tuviera uno de estos graciosos perritos, símbolo de distinción. No sólo la clase noble sentía predilección por el Papillón, se dice incluso que el Rey Sol, Luis XIV, mantenía una auténtica legión de ellos cuidados por servidores especiales. También los más afamados pintores de la época inmortalizaron al Papillón.
De éste perro extisten dos variedades: una de orejas caíds , llamada ‘Phalene’ y la de orejas erectas, la propiamente dicha ‘Papillón’. De alzada máxima de 28 cms, tiene un pelaje abundante y brillante, más largo en orejas, cuello, extremidades y cola, que se presenta en cualquier color.
De pequeño tamaño y pelo fácil de cuidar, es muy posesivo con su dueño, al que adora, como todos los perros de raza pequeña. Muy inteligente e intuitivo, es desconfiado con los extraños, fuerte y sólido.
Hoy el Papillón es casi desconocido a nivel popular, y prácticamente sólo se le ve en las exposiciones caninas. Este olvido es totalmente injusto puesto que se trata de un perro que reúne todas las cualidades para ser un óptimo compañero en cualquier ambiente.
